lunes, 28 de abril de 2008

He decidido quitar el contador de visitas de mi blog.


Puede ser que parezca una tontería, para mí no lo es.

He hecho éso porque empezaba a estar demaisado atento a las visitas, empezaba a estar frustrado si nadie venía a ver mi blog.

Es como si hubiese olvidado el principio por el que me decidí a hacer el blog que era el de expresarme y dejar que, quienes quieran, se unan a mi expresión, a mi reflexión, a mi escritura.

Me hubiera gustado que el “delirio” hubiese sido común.

Me doy cuenta de lo mucho que le pedía a ésto del blog. Era como crear una comunidad de soñadores, de pseudo escritores o escritores frustrados, o simplemente de personas que quieren escribir, pensar, compartir juntos a través de éso que nos diferencia de los animales: las palabras llenas de sentido, la comunicación, verdadera...

Porque el ser humano, aún sin conocerse, puede llegar a compartir cosas muy profundas. Cada uno desde su experiencia, desde sus vivencias, proyectando, imaginando... permitiéndose vivir, durante unos momentos, otros trozos de vida.

Esta necesidad de expresión que me empujó a lanzarme en esto del blog, tiene mucho que ver con mi psicoanálisis.

Hablar en el divan, hablar delante del ordenador... dejar rienda suelta a las palabras, unas habladas, otras escritas... Era éso, la libertad de palabra. Quizás por eso elegí como título la frase de Milan Kundera en la “Insoportable levedad del ser”: Hay palabras que son como un atentado.

Porque cada palabra está llena de mil sentidos y yo diría más, de mil sentimientos.

Lo del atentado me resultaba un poco presuntuoso, pero al fin y al cabo, por lo menos para mí, cada palabra surgía desde las profundidades de mí interior. En cierto modo había como una especie de violencia, de erupción en el nacimiento de esas palabras. Sí, eran como atentados por la fuerza con la que salían, se expresaban, se cortaban, se enlazaban unas a otras y como yo las sentía.

En mi blog, las palabras encerraban mucho más que el grafismo o el primer significado. Cada una estaba pesada, medida. Su situación en el texto, cortadas tan libremente, contribuían a darle ese peso específico y especial. Me doy cuenta ahora. La estructura de los textos se me imponía, algo me hacía no poder escribir seguido sino cortado. Algo me obligaba a escribir así, a pesar de la estructura kilométrica con la que han salido algunos textos.

Fué así, sin darme cuenta que fuí adoptando esa forma de escribir, debo de admitir que es bastante original. Era como escribir poesía sin admitirlo. Mi modestia, mi miedo a llamar las cosas por su nombre estaba reflejándose en la forma de escribir. No quería llamale poesía y sin embargo, en muchos momentos, mi texto tomaba esa tonalidad. Eran como pinceladas de poesía inconfesadas.

Las fotos, todas mías (menos ésa de Toulouse), expresaban también mil cosas. El elegir tal o tal foto para un texto era darle esa última pincelada que personificaba aún más el mensaje que quería transmitir. Era como añadir un misterio más a esas palabras ya medidas, ya situadas... La foto era la piedra clave, la que cerraba la arquitectura del texto.

Ya se que éso era imposible de ver y descubrir para el 99.99% de las personas que leían el blog, sin embargo, era como dejar abierta una posibilidad de “ir más lejos” para quien quisiese adentrarse en el misterio que se le ofrecía.

Es quizás por eso que el no recibir muchas visitas y tan pocos comentarios, me frustraba. Porque yo había cargado de sentidos, sentimientos, secretos, misterio y de mil significados posibles mis textos. ¡qué complicado soy! Jejeje.

Y me doy cuenta de mi utilización abusiva de los puntos “suspensivos”. Era como dejar pistas, señales, indicios de ese misterio. Era como decir, “ahí detrás de esa palabra, de esa frase, hay otro sentido. Hay un sentimiento, algo que no llego a escribir y que tú tienes que imaginar”. Y es que la idea no es que esté incabada, no. La idea tienes que acabarla tú, o mejor aún, pasarla a otro, darle otro toque de misterio, personalizarla... y así las ideas se convierten en más que atentados, se convierten en auténtica libertad. Es la revolución personificada porque escapa a todo control, porque está autogenerándose constantemente.

Un amigo, César, que ha entrado alguna vez a leer mi blog, me decía que estaba sorprendido porque era muy “literario”. Quizás detrás de esa palabra está la intuición de ese “misterio” implícito que yo ponía en cada texto.

Sin pretender hacer literatura a lo grande, creo que en mi blog intentaba hacer literatura a mi pequeña medida. Porque tengo una necesidad increible de comunicación. Me doy cuenta ahora. La escritura es quizás más importante en mi vida de lo que yo imaginaba. Y es que desde siempre he estado escribiendo. Cosas cortitas, nunca estructuradas... Desde mi infancia, con máquina de escribir o en mis “diarios”, bajo forma de reflexiones, de oraciones... Incluso esa pasión inconfesada por la escritura se ve en mi trabajo (escribo muchísimo en francés). Y ésto del blog ha sido como una primera experiencia, un primer atreverme a escribir y correr el “riesgo” de ser leído.

Sí, he quitado el contador de visitas de mi blog, a ver cuánto tiempo voy a pasar sin ponerlo, o quizás abandone y encuentre otro medio de expresión. No sé nada. Sólo sé que seguiré escribiendo, como lo he hecho toda mi vida.

domingo, 20 de abril de 2008

LLUVIA , CINE...


Día de lluvia en Toulouse.

Incesante,

de esa de la que dicen

que es de la buena.




Fin de semana de cine.

Películas que hablan de mí,

de mi pasado de búsqueda (in memoria di me),

de mis sueños irrealizables (into the wild),

de la felicidad rozada

con la punta de los dedos.


Es un estado extraño

ése en el que salgo del cine.

Ni triste, ni eufórico...

Siempre “sonado”, si la peli ha sido buena.

Es como recibir un golpe en plena cabeza.

Tienes la certeza de que te quiere decir algo,

tienes la sensación de que sí, se dirige a tí, en particular, directamente.

Y claro, quieres atrapar ese significado.

No te atreves ni a respirar, ni a hacer un ruido...

Porque sientes que es algo importante para tu vida.


Estás un poco con las lágrimas a flor de piel,

con la piel de gallina,

con el tacto en los ojos.




De verdad, os las recomiendo.

Las dos, sobre todo la segunda.




En la primera,

In Memoria di Me,

se habla de la pregunta que todo hombre se plantea

(o por lo menos debería plantearse):

¿Quién soy yo?


Y de una(s) posible(s) respuesta(s)...

(habría debate).


Planos impresionantes de sentido,

música de una gran belleza,

Venecia soñada por tantos...




En la segunda,

Into the Wild,

es la locura.

Una locura de libertad, de riesgo,

Salvaje de vida...

Sientes que el protagonista eres tú,

como si te la hubieran copiado de algún sueño

pero que no duró

porque la vida es eso,

salvaje

con los que se atreven a vivirla.




Sensaciones, sensaciones, sensaciones.




De verdad, id a ver alguna, aunque sea ésta sóla, y ya me contáis.

In Memoria di Me (il Trailer)

Hacia rutas salvajes - Tráiler español

viernes, 18 de abril de 2008

PROBLEMA CON LA AUTORIDAD......

Mi actitud frente a lo inaceptable.

Mi rabia ante la intransigencia.

Mi desamparo frente al rechazo del diálogo.

Mi actitud frente a los actos caprichosos y sin sentido...



He ahí lo que algunos llamaban “problema con la autoridad”,

y es un problema

porque

hay

sufrimiento.




Se sufre ante lo que no tiene sentido,

ni respuesta,

ni nada.

Es, posiblemente, el fruto de la impotencia

que uno siente ante

la irracionalidad humana.


A veces, lo juro, me gustaría ser violento.

Me gustaría poder sacar de mí esa rabia,

esa fuerza interna

y hacerles tragar sus palabras

o sus actos.


Me encantaría poder romperles la boca,

hacerles verdaderamente daño...

Dejar despertar ese volcán dormido que todos llevamos dentro.

Porque hasta Ghandi tenía esos sentimientos.

Hasta Jesucristo parece que cogió un látigo...




Luchar contra mi violencia me hace daño

y sin embargo

como Ghandi,

como Jesucristo...

es la única respuesta posible

que puedo dar

si no quiero ser tan intransigente como los otros,

tan terco como mi padre,

tan injustificable como que el que impone su voluntad a los otros.




Un ejercicio cotidiano,

un verdadero esfuerzo porque “antinatural”.

Y sin embargo, te emocionas ante frases de tolerancia,

de invitación al amor,

al diálogo...


¿Cuál es mi verdadera naturaleza?


¿Violencia?


¿No violencia?




La respuesta puede ser que esté

en la experiencia que cade uno tiene,

desde niño

con algún “otro” protector y justo.

Repito : Protector y justo.




Protección y justicia.

Y amor, y ternura........ y tantos y tantos sentimientos que nos construyen positivamente

que nos dan una imagen positiva de nosotros, del mundo...


Luchar contra mi propia violencia

conlleva

conectar con esa figura protectora,

con ese ser justo...



Quizás ya lo he encontrado,

quizás deba construírmelo,

imaginármelo,

representármelo...

domingo, 6 de abril de 2008

“UN ANGEL”

Etapas

tiempo

vida que no perdona, que continúa pasando insensible.


Una de esas etapas de la vida del ser humano

es la que yo llamo, “etapa de ángel”.


Yo la viví sin sexo, sin deseo consciente.

La utopía lo llenaba todo, la vida era eterna.

Las crisis también parecían insuperables.




La etapa de “ángel” es quizás el momento de los amores locos

o de los amores prohibidos

o de prohibirse amar...


Todo está tan lejos, uno se siente tan poderoso, tan fuera de peligro que no se siente el vértigo.

Se saborea el placer de saber que se está vivo porque todo puede terminar en cualquier momento.

Placer ordálico, casi suicida.


Es la época de las depresiones y de las exaltaciones,

lo contrario se mezcla en un cocktail seductor.

Es como una bebida extasiante y peligrosa que, al mismo tiempo,

se añorará más tarde,

cuando el ángel haya dejado paso al hombre,

menos inocente, cierto;

menos excitante, también;

pero más maduro, más tranquilo y profundo, más reflexionado y voluntarioso.



El ser un ángel es estar en peligro de cambio,

en construcción, en obras.

El deseo del ángel se va concretizando en objetos y personas, en ideales e utopías.

Pero es también efímero, dura...

una noche,

un abrir y cerrar de ojos,

el simple aleteo de una mariposa.




Ya no soy un ángel,

ya veo que el tunel de la vida, que me parecía eterno, tiene un final.

El deseo ya se ha fijado, se ha concretizado.

La pasión sigue, pero de otra forma.

El placer es menos rabioso pero más sentido.


Ya no soy un ángel.


Sé lo que pienso,

pienso porque soy,

estoy abierto a la novedad pero no vivo en la inestabilidad.


Los sueños, siguen siendo sueños, no han cambiado,

lo que sí es diferente es cómo los recuerdo.

Hay como un olor a incienso en el pasado de un ángel,

hay como un resabio de sabor de frutos prohibidos consumidos o soñados.

Las oportunidades perdidas son páginas en blanco

que no se han llenado de la sangre del viviente.



No hay nostalgia,

hay dolor

por lo perdido,

pero

ese dolor

es el que acompaña al placer

más intenso.


Un ángel...

el paso previo,

la overtura de mi concierto.