lunes, 27 de abril de 2009

"¡Angustias!"


"¡Angustias!" La llamas con una sonrisa en los ojos,
con la ternura rebosante de buen humor.

Se queja de sus dolores.
Cuando te oye hasta se le pasan
y una sonrisa se asoma a sus ojos casi ciegos.


Angustia. Lo que tú sientes cuando la ves tan viejecita,

cuando piensas que el día menos pensado se te va, se nos va.
Y la mueves, la incitas a pensar, a leer...
Con una paciencia infinita te explicas
hasta que la luz se hace en su memoria, en sus recuerdos.

Y eres tan feliz cuando ella es feliz...


Te emocionas hasta las entrañas cuando la llevas a misa

y sus amigas se le echan encima
con esos besos sonoros,

con palabras suaves, con tanto cariño.


Y te enfadas cuando se empeña en seguir barriendo, fregando, limpiando.

Vuelves a ella
y le das un beso sonoro.

Con cuidado, con mucho cuidado
la pones guapa,
la peinas,

la perfumas.
Con tu mirada la acaricias.
Como a una de esas vírgenes que tanto te gustan
la haces hermosa,

¡te sientes tan orgulloso!


La elevas en un pedestal de amor.

La envuelves entre algodones de ternura.

Y la paseas en su silla de ruedas,
como en procesión
para que los demás la admiren.


Es una parte tan importante de tu vida,

porque sí, porque es así, no lo has elegido.

Se te ha impuesto ese amor puro,
sin límites.

Te olvidas de tí.
No quieres pensarlo.

No te proteges
del tiempo ineluctable.

Y veo esa sonrisa infantil en su rostro
marcado por los años

cuando te oye decirle:
"¡Angustias!"


A todas esas personas que no miden los esfuerzos que hacen por los más mayores.

lunes, 20 de abril de 2009

BENDITA



Cada noche antes de acostarse
besa la imagen de la Virgen
que le traje de uno de mis viajes.


Imágenes de Cristos, Vírgenes y Santos invaden la casa,

las repisas,

encima de la televisión,

las paredes.


Fe inocente, casi infantil.


Creencias de otro tiempo
que dan sentido a su vida

y a sus sufrimientos.


Fe crédula, manipulable.

Pero Fe que la sostiene.


Me preguntas si está bendecida.

Yo pienso...
eres tú la que la bendices

con tus besos de madre
de hijos pródigos.

No hace falta ni cura ni agua bendita.

Eres tú la que con tu amor,
sencillo e inocente
le das la bendición más auténtica.


Tus labios besan el metal
como si besaran las mejillas calientes
de esos hijos
que son tu vida.

Y te quedas feliz,
como si unos labios invisibles te devolviesen el beso,

la caricia desde lejos...


Y dices mirando al vacío,

con tus ojos medio ciegos:

"buenas noches".

Y yo siento,
en la distancia,

el calor suave de ese beso,

y la cercanía eterna de la madre.

domingo, 5 de abril de 2009

EVANGELIO

Foto: Calvario en Bretaña. Autor: Jesús


Mc 14, 34; 50 "Siento una tristeza mortal, quedaos aquí velando (...). Lo abandonaron todos y huyeron"

Desilusión de un hombre que un día creyó.
Angustia de un idealista incomprendido.
Lágrimas de un revolucionario fracasado.
Lucha interior de un pacifista torturado.

¿Buena noticia?
¡Pobre!
¡Iluso!

Mueres de tristeza porque te han abandonado.
Todos, ¡todos!

Ironías de la historia,
hoy, es lo mismo.
Tu mensaje de fracaso sigue siendo actual.
Los que se reclaman "depositarios" de tu palabra la han olvidado.
Buscan, como los que te condenaron, sus intereses.
Tener influencia y manipular conciencias.
Controlar al ser humano.

¡Qué tristeza más grande!
¡Qué contradicción más odiosa!
¡Qué traición más cobarde!

Hoy, aún siguen transformando tu mensaje según sus intereses.
Hoy,
peor,
continúan traicionando, condenando a los que no son como ellos quieren.
Y siguen sordos. ¡No te oyen!

Te dejan sólo.
Te han olvidado.
No te han visto en esa masa de excluidos (por ellos).
¡Mejor!
Así, por tu propio camino, sigues acompañando al ser humano
maltratado, humillado, excluido, condenado...


Me miras a los ojos y sonríes.
No tienes Iglesia,
no tienes poder, ni influencia...
Tu sonrisa se hace aún más luminosa, más amplia.
Eres LIBRE,
te inclinas hacia mí y me acaricias.
LIBRE.
Nadie, nadie, puede encerrarte. ¡¡¡NADIE!!!