Vacío,
pero lleno, desbordante.
Luz,
mucha;
tanta que te transfigura, instantáneamente, inexorablemente.
Austeridad,
la de la piedra tallada sobre la que el hombre ha sudado, llorado, jurado, sangrado...
Pureza,
la de las líneas ascendentes, que te elevan, te convierten en puro espíritu.
Libertad,
de la que se siente por dentro,
tanto
que te oprime el pecho y quiere salir a borbotones.
Ese es el Dios que experimento,
el que añoro a veces,
el que me da como única palabra arrebatadora
el silencio.
3 comentarios:
me encanta que identifiques a dios con la libertad, es lo mismo que siento yo
Preciosas fotos y compartimos las mismas sensaciones al percibir a Dios...
Besos borrascosos
... y yo que no lo encuentro; será que no lo busco.
El tacto de la piel más suave, la soledad de mis letras, la sonrisa que surge sin estirar de ella, la compañía que te pide no decirle nunca adios, son más dios que mis creencias; por estas cosas deja uno de creer o empieza de nuevo a creer (según se mire).
Lo que tú dices es un espíritu, o un recuerdo, o un anhelo,... es que eso es "mu personal".
Un abrazo.
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