miércoles, 28 de julio de 2010

RESPLANDECES



Segunda infancia,
entre tinieblas.
Ojos gastados por tanto visto,
tanto llorado.

Inocencia de los que ya han vivido
y vuelven a esa etapa
sin censuras, sin prejuicios.

Caprichos de niña chica,
exigencias de princesita mimada.
Lloras, cuando eres consciente,
por lo que ya no puedes,
por lo que eras.

"¡Ay, ay, ay!"
Te quejas porque te sale del alma,
tan cansada,
tan usada
como esos ojos
como ese cuerpo,
como esa piel...

Y resplandeces cuando ves
los frutos de esa vida dada.
Y nos acaricias, nos sonries,
y piensas, en lo más profundo,
valía la pena,
valía la pena todo
.

5 comentarios:

El antifaz dijo...

Vas como los artistas del alambre en el circo.
Pensaba en un final tragico; menos mal.

Un abrazo.

V de Tierra dijo...

Imagino que es dificil llegar a esa segunda infancia, a esa momento en que la persona sueña con lo que era. Lo importante es llegar con la conviccion de que todo lo vivido, lo bueno, lo malo y lo feo, valia realmente la pena. buen fin de semana

José Manuel dijo...

Hola Jesús, he estado apartado durante un tiempo de este mundillo. Hoy observo con gran alegría que tu ya regresaste hace tiempo...seguiré visitándote y sintiendo.

Un fuerte abrazo.

José Manuel

Ana dijo...

Si vale la pena, bendita la pena aunque la recompensa sea solo una sonrisa imprecisa.
Bellos versos, besos!

Encarni dijo...

Supongo que los versos van dirigidos a tu madre, al leerlos me ha recordado a la mía, así es la poesía que puede ser de todos/as.

A merecido la pena, cierto.

Un beso.