Puede ser que parezca una tontería, para mí no lo es.
He hecho éso porque empezaba a estar demaisado atento a las visitas, empezaba a estar frustrado si nadie venía a ver mi blog.
Es como si hubiese olvidado el principio por el que me decidí a hacer el blog que era el de expresarme y dejar que, quienes quieran, se unan a mi expresión, a mi reflexión, a mi escritura.
Me hubiera gustado que el “delirio” hubiese sido común.
Me doy cuenta de lo mucho que le pedía a ésto del blog. Era como crear una comunidad de soñadores, de pseudo escritores o escritores frustrados, o simplemente de personas que quieren escribir, pensar, compartir juntos a través de éso que nos diferencia de los animales: las palabras llenas de sentido, la comunicación, verdadera...
Porque el ser humano, aún sin conocerse, puede llegar a compartir cosas muy profundas. Cada uno desde su experiencia, desde sus vivencias, proyectando, imaginando... permitiéndose vivir, durante unos momentos, otros trozos de vida.
Esta necesidad de expresión que me empujó a lanzarme en esto del blog, tiene mucho que ver con mi psicoanálisis.
Hablar en el divan, hablar delante del ordenador... dejar rienda suelta a las palabras, unas habladas, otras escritas... Era éso, la libertad de palabra. Quizás por eso elegí como título la frase de Milan Kundera en la “Insoportable levedad del ser”: Hay palabras que son como un atentado.
Porque cada palabra está llena de mil sentidos y yo diría más, de mil sentimientos.
Lo del atentado me resultaba un poco presuntuoso, pero al fin y al cabo, por lo menos para mí, cada palabra surgía desde las profundidades de mí interior. En cierto modo había como una especie de violencia, de erupción en el nacimiento de esas palabras. Sí, eran como atentados por la fuerza con la que salían, se expresaban, se cortaban, se enlazaban unas a otras y como yo las sentía.
En mi blog, las palabras encerraban mucho más que el grafismo o el primer significado. Cada una estaba pesada, medida. Su situación en el texto, cortadas tan libremente, contribuían a darle ese peso específico y especial. Me doy cuenta ahora. La estructura de los textos se me imponía, algo me hacía no poder escribir seguido sino cortado. Algo me obligaba a escribir así, a pesar de la estructura kilométrica con la que han salido algunos textos.
Fué así, sin darme cuenta que fuí adoptando esa forma de escribir, debo de admitir que es bastante original. Era como escribir poesía sin admitirlo. Mi modestia, mi miedo a llamar las cosas por su nombre estaba reflejándose en la forma de escribir. No quería llamale poesía y sin embargo, en muchos momentos, mi texto tomaba esa tonalidad. Eran como pinceladas de poesía inconfesadas.

Las fotos, todas mías (menos ésa de Toulouse), expresaban también mil cosas. El elegir tal o tal foto para un texto era darle esa última pincelada que personificaba aún más el mensaje que quería transmitir. Era como añadir un misterio más a esas palabras ya medidas, ya situadas... La foto era la piedra clave, la que cerraba la arquitectura del texto.
Ya se que éso era imposible de ver y descubrir para el 99.99% de las personas que leían el blog, sin embargo, era como dejar abierta una posibilidad de “ir más lejos” para quien quisiese adentrarse en el misterio que se le ofrecía.
Es quizás por eso que el no recibir muchas visitas y tan pocos comentarios, me frustraba. Porque yo había cargado de sentidos, sentimientos, secretos, misterio y de mil significados posibles mis textos. ¡qué complicado soy! Jejeje.
Y me doy cuenta de mi utilización abusiva de los puntos “suspensivos”. Era como dejar pistas, señales, indicios de ese misterio. Era como decir, “ahí detrás de esa palabra, de esa frase, hay otro sentido. Hay un sentimiento, algo que no llego a escribir y que tú tienes que imaginar”. Y es que la idea no es que esté incabada, no. La idea tienes que acabarla tú, o mejor aún, pasarla a otro, darle otro toque de misterio, personalizarla... y así las ideas se convierten en más que atentados, se convierten en auténtica libertad. Es la revolución personificada porque escapa a todo control, porque está autogenerándose constantemente.
Un amigo, César, que ha entrado alguna vez a leer mi blog, me decía que estaba sorprendido porque era muy “literario”. Quizás detrás de esa palabra está la intuición de ese “misterio” implícito que yo ponía en cada texto.
Sin pretender hacer literatura a lo grande, creo que en mi blog intentaba hacer literatura a mi pequeña medida. Porque tengo una necesidad increible de comunicación. Me doy cuenta ahora. La escritura es quizás más importante en mi vida de lo que yo imaginaba. Y es que desde siempre he estado escribiendo. Cosas cortitas, nunca estructuradas... Desde mi infancia, con máquina de escribir o en mis “diarios”, bajo forma de reflexiones, de oraciones... Incluso esa pasión inconfesada por la escritura se ve en mi trabajo (escribo muchísimo en francés). Y ésto del blog ha sido como una primera experiencia, un primer atreverme a escribir y correr el “riesgo” de ser leído.
Sí, he quitado el contador de visitas de mi blog, a ver cuánto tiempo voy a pasar sin ponerlo, o quizás abandone y encuentre otro medio de expresión. No sé nada. Sólo sé que seguiré escribiendo, como lo he hecho toda mi vida.