Muchas veces soy consciente de que paso de largo delante de algo importante,
tan importante como que es la esencia, el principio de todo...
Las preocupaciones de la vida hacen
que uno se olvide de lo que verdaderamente importa.
Divagaciones, comeduras de tarro, paranoias a veces...
Y paso el tiempo prestandole demasiada atención a lo que no tengo
o quizás a lo que el otro sí tiene
o a lo que me gustaría tener, parecer o ser.
Menos mal que hay días en los que la vida se te manifiesta como en una especie de visión,
una auténtica bofetada benéfica,
un regalo inesperado
que sólo yo puedo atrapar y disfrutarlo o
dejarlo pasar.
Es algo imposible de compartir.
Es una experiencia íntima,
la más auténtica que el hombre puede sentir.
Lo más “íntimo a uno mismo”...
Es posible que sea lo que nos diferencia de los demas seres que existen sobre la tierra:
Y todo empieza de la forma más anodina posible...
Un paseo en bicicleta
A la orilla de un río,
escuchando mi música preferida
disfrutando de los olores y colores de la primavera adelantada...
O simplemente el estar sentado en una terraza
tomando un café
cara al sol,
al verdadero sol
que no quema pero que acaricia...
Mis sentidos despiertos
consciente de todo lo que soy.
Y el vello de mi piel que se eriza por nada,
y las lágrimas que me vienen porque sí,
y el placer de saberse vivo, VIVO.
Todo empieza ahí,
en esos momentos soy verdaderamente hombre, existente, ser-viviente-consciente.
Menos mal que eso ocurre
porque si no,
pasaría de largo de lo que es
la auténtica felicidad.
1 comentario:
En esos detalles pequeños está la esencia de tí mismo. A solas sabes quién eres; en compañía sólo sabes cómo debes comportarte.
Besos.
Publicar un comentario