domingo, 6 de abril de 2008

“UN ANGEL”

Etapas

tiempo

vida que no perdona, que continúa pasando insensible.


Una de esas etapas de la vida del ser humano

es la que yo llamo, “etapa de ángel”.


Yo la viví sin sexo, sin deseo consciente.

La utopía lo llenaba todo, la vida era eterna.

Las crisis también parecían insuperables.




La etapa de “ángel” es quizás el momento de los amores locos

o de los amores prohibidos

o de prohibirse amar...


Todo está tan lejos, uno se siente tan poderoso, tan fuera de peligro que no se siente el vértigo.

Se saborea el placer de saber que se está vivo porque todo puede terminar en cualquier momento.

Placer ordálico, casi suicida.


Es la época de las depresiones y de las exaltaciones,

lo contrario se mezcla en un cocktail seductor.

Es como una bebida extasiante y peligrosa que, al mismo tiempo,

se añorará más tarde,

cuando el ángel haya dejado paso al hombre,

menos inocente, cierto;

menos excitante, también;

pero más maduro, más tranquilo y profundo, más reflexionado y voluntarioso.



El ser un ángel es estar en peligro de cambio,

en construcción, en obras.

El deseo del ángel se va concretizando en objetos y personas, en ideales e utopías.

Pero es también efímero, dura...

una noche,

un abrir y cerrar de ojos,

el simple aleteo de una mariposa.




Ya no soy un ángel,

ya veo que el tunel de la vida, que me parecía eterno, tiene un final.

El deseo ya se ha fijado, se ha concretizado.

La pasión sigue, pero de otra forma.

El placer es menos rabioso pero más sentido.


Ya no soy un ángel.


Sé lo que pienso,

pienso porque soy,

estoy abierto a la novedad pero no vivo en la inestabilidad.


Los sueños, siguen siendo sueños, no han cambiado,

lo que sí es diferente es cómo los recuerdo.

Hay como un olor a incienso en el pasado de un ángel,

hay como un resabio de sabor de frutos prohibidos consumidos o soñados.

Las oportunidades perdidas son páginas en blanco

que no se han llenado de la sangre del viviente.



No hay nostalgia,

hay dolor

por lo perdido,

pero

ese dolor

es el que acompaña al placer

más intenso.


Un ángel...

el paso previo,

la overtura de mi concierto.


4 comentarios:

El antifaz dijo...

Me niego a dejar de ser un ángel; porque el futuro es tan incierto que puede volver a traer las sensaciones pasadas.
Me niego a encerrarme en ningún tunel, la vida no está escrita, yo la escribo cada día; y me emociona no saber lo que voy a escribir mañana.
Me niego a dejar de volar.
Niégate tú también.
Un abrazo.

Jesús dijo...

Hola "Anti".
El ángel cambia, evoluciona, tiene que desaparecer
(por lo menos en parte)
para dejar paso al hombre.

Es cierto que el hombre debe guardar algo del "ángel" para poder soñar.

Abrazos

Anónimo dijo...

Yo creo que nunca fui un angel, habitó siempre en mi una canalla irremediable, solo el tiempo y la madurez me dejon angeles alrededor, los conozco desde cerca y existen...tu nunca dejaste de ser uno de ellos, aunque folles como un poseso siempre seras un angel.
Te quiero amigo

Jesús dijo...

"Lirito", me has hecho reir. Lo de "follar como un poseso..." no me lo esperaba. Y me encanta. Porque viene de tí, de tu naturalidad, de tu siempre llamar las cosas por su nombre.
Gracias. Un besazo.